viernes, 1 de diciembre de 2006

Mi reflexion final (LCS)

Hubo varias cosas interesantes en este juego, para mi más que un taller fue un juego: como niños cuando no tenemos conciencia de guardar las poses y sostenes máscaras, dejamos salir lo peor de nuestras bajezas humanas y eso es es verderamente una catastrofe. A la vez, el mayor de los gozos poder ver a la gente que cuando pretende actuar, es cuando es más genuina, y hasta se vuelve más astuta en cada una de sus decisiones, pues es también dejar caer la mascara de la perfección , la pulcritud y el buen prójimo de lo cotidiano, lo que nos permite ser más libres. Como me nombro mi compañero de juego anarquista al que inicie viendo como a uno de mis mejores profesores y termine viendo como aun compañero (lo subí de nivel), yo era la conciencia externa del personaje, pero en realidad no, solo era la lo que en la vida real desearía poder hacer todo ser humano: salirse de su cuerpo para poder verse que tan certero o tan en falso camina y perfeccionar cada uno de sus moviminetos con consejos 100% para su propio bien, pues pueden provenir de una vision objetiva de si mismo...cosa que es imposible en terminos humanos, solo en un juego.

Mi reflexion final (LFQ)

Quizás el aprendizaje del taller es que la verdadera catástrofe no fue una inundación sino que se siente otro acecho a la sociedad: el de la currupción, el “choriceo”, el deterioro de la calidades humanas por una bajeza institucionalizada que se propaga para hacer cada vez más borrosos los bordes ístmicos.